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miércoles, 13 de febrero de 2013

¿Qué significa el Miércoles de Ceniza?

El Miércoles de Ceniza la Iglesia marca el inicio de la Cuaresma, tiempo de preparación a la Pascua que termina el Jueves Santo después de mediodía, recordándonos a los cristianos que somos creaturas, que esta vida es tan sólo una preparación y que nuestro verdadero destino es llegar a Dios en la vida eterna.
Al momento de la imposición de la ceniza sobre nuestras cabezas, el sacerdote nos recuerda las palabras del Génesis, después del pecado original: “Acuérdate, hombre, de que eres polvo y en polvo te has de convertir”, que recuerdan a los fieles tres verdades fundamentales: su nada, su condición de pecadores y la realidad de la muerte.
El Miércoles de Ceniza obliga a guardar ayuno, abstenerse de comer carne y se recomienda participar en la liturgia de la imposición de la ceniza.

A ¿quién obliga el ayuno y la abstinencia?
Hasta los 14 años cumplidos: no hay obligación de guardar ayuno ni abstinencia.


Desde los 14 y hasta los 18 años (mayoría de edad canónica): Existe la obligación de guardar la abstinencia de carne o de otro alimento todos los viernes del año, salvo si coincide con solemnidad.


Desde los 18 hasta los 59 años cumplidos: existe la obligación de abstenerse de tomar carne u otro alimento los días indicados anteriormente y de ayunar el miércoles de ceniza y el viernes santo.


Desde los 59 años de edad: desaparece la obligación de ayunar, pero subsiste la obligación de abstenerse de la carne u otro alimento.

Es muy importante también, cuidar la formación de un auténtico espíritu de penitencia junto con las prácticas del ayuno y la abstinencia.
Ayuna de...

Ayuna de juzgar a otros; llénate del Cristo que vive en ellos.
Ayuna de palabras hirientes; llénate de frases que purifican.
Ayuna de descontento; llénate de gratitud.
Ayuna de enojos; llénate de paciencia.
Ayuna de pesimismo; llénate de optimismo.
Ayuna de preocupaciones; llénate de confianza en Dios.
Ayuna de quejarte; llénate de apreciar lo que te rodea.
Ayuna de las presiones que no cesan; llénate de una oración que no cesa.
Ayuna de amargura; llénate de perdón.
Ayuna de la importancia de ti mismo; llénate de compasión por los demás.
Ayuna de ansiedad personal; llénate de esperanza eterna en Cristo crucificado.
Ayuna de desaliento; llénate de esperanza.
Ayuna de pensamientos de debilidad; llénate de las promesas que inspiran.
Ayuna de todo lo que te separe de Jesús; llénate de todo lo que a El te acerque.



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