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domingo, 14 de abril de 2013

¿Qué es un detente?




El “Detente” es un refugio y un escudo para librarnos de las tentaciones del maligno. 
Jesús tuvo una incesante lucha contra el mal espíritu y venció gracias a la confianza en su Padre Celestial. Nosotros también luchamos para no caer en la tentación. La condición del cristiano es la de un luchador constante y, como soldados de Cristo, debemos instaurar su Reino en este mundo.

El “Detente” lejos de ser un talismán mágico es un signo de nuestra confianza en el poder del Señor Jesús. Miramos su Divino Rostro y nos sentimos apoyados por tan dulce mirada. Abrimos nuestro corazón delante de esos brazos que siempre están abiertos para recibirnos y perdonarnos.

El Detente o Escudo del Sagrado Corazón de Jesús —también conocido como salvaguardia, o incluso como pequeño escapulario del Sagrado Corazón— es un sencillo emblema con la imagen del Sagrado Corazón y la divisa: 
¡ Detente! El Corazón de Jesús está conmigo. ¡Venga a nosotros el tu reino!. 
Por inspiración divina, surgió como un pequeño pero poderoso Escudo que la Divina Providencia colocó a nuestra disposición a fin de protegernos contra los más diversos peligros que enfrentamos en nuestra vida cotidiana.
Para ello, basta llevarlo consigo, no siendo necesario que esté bendito, pues el bienaventurado Papa Pío IX extendió su bendición a todos los Detentes –.
El “Detente” se pude usar en la ropa o en el auto, no hace falta ninguna imposición especial. La confianza en el Sagrado Corazón de Jesús es suficiente para experimentar los efectos de su Divino Amor y protección.

El Origen del Detente
Santa Margarita María de Alacoque escribía a la Madre de Saumaise, Superiora de la Visitación de Dijón: 
"Nuestro divino Maestro me ha dicho que desea y quiere que se hagan imágenes pequeñas de su Divino Corazón, para que aquellos que quieran honrarlo las puedan llevar sobre sí”.
El “Detente” corresponde a una de las 12 promesas que hizo Jesús a Santa Margarita María cuando le reveló su Sagrado Corazón: 
“Seré un refugio seguro durante la vida, y sobre todo en la hora de la muerte”. ¡Qué mejor refugio que el Corazón de Jesús! 
En ese Corazón se encuentran los divinos tesoros de la misericordia y el perdón de Dios Padre que en Jesús reconcilia a toda la humanidad. El Corazón de Jesús es fuente incesante de donde mana el Espíritu Santo para dar vida a la Iglesia.

Esta práctica recomendada por Santa Margarita al principio fue conocida sólo en las comunidades de la Visitación. 
Fue la Venerable Ana Magdalena Rémuzat, salesa de Marsella, quien la hizo conocer fuera del claustro. Habiendo sabido por revelación hacia 1720, que iba a desencadenarse una gran peste en Marsella, por inspiración divina prometió que los atacados encontrarían auxilio prodigioso en esa devoción al Sagrado Corazón.
La Santa religiosa ayudada por sus hermanas preparó a mano millares de pequeñas imágenes de este Corazón con la inscripción "Detente el Corazón de Jesús está aquí". 
La historia narra que en efecto el azote se detenía muchas veces como por milagro ante dicha imagen protectora. Desde entonces la práctica se extendió a muchos países. 
En 1748 el Papa Benedicto XIV envió muchos de estos detentes a la Reina de Francia. Y consta que en la revolución francesa innumerables fieles se colocaron con el detente bajo la protección del Corazón de Jesús.

El Beato Papa Pío IX y el Detente
En 1870, una dama romana, deseando saber la opinión del Sumo Pontífice Pío IX acerca del Detente del Sagrado Corazón de Jesús, le presentó uno. Conmovido a la vista de esta señal de salvación, el Papa concedió aprobación definitiva a tal devoción y dijo: “Esto, señora, es una inspiración del Cielo. Sí, del Cielo”. Y, después de un breve silencio añadió:
“Voy a bendecir este Corazón, y quiero que todos aquellos que fueren hechos según este modelo reciban esta misma bendición, sin que sea necesario que algún otro sacerdote la renueve. Además, quiero que Satanás de modo alguno pueda causar daño a aquellos que lleven consigo el Escudo, símbolo del Corazón adorable de Jesús”.
Para impulsar la piadosa costumbre de llevar consigo el Detente, el bienaventurado Pío IX concedió en 1872, cien días de indulgencia para todos los que, portando esta insignia, rezasen diariamente un Padrenuestro, una Avemaría y un Gloria.
Después de ello, el Santo Padre compuso esta bella oración:
“¡Abridme vuestro Sagrado Corazón oh Jesús! ...mostradme sus encantos, unidme a Él para siempre. Que todos los movimientos y latidos de mi corazón, incluso durante el sueño, os sean un testimonio de mi amor y os digan sin cesar: Sí, Señor Jesús, yo Os adoro... aceptad el poco bien que practico... hacedme la merced de reparar el mal cometido... para que os alabe en el tiempo y os bendiga durante toda la eternidad. Amen”.

¡Lleva siempre contigo la protección del Detente del Sagrado Corazón de Jesús!
Al llevar con devoción y confianza este pedazo de paño con la imagen del Sagrado Corazón, te podrás beneficiar de las promesas hechas por Nuestro Señor a quien porte el Detente como signo de confianza en su amor misericordioso:
—“Les daré todas las gracias necesarias para su estado de vida”.
—“Les daré paz a sus familias”.
—“Les consolaré en todas sus penas”.
—“Seré su refugio durante la vida y sobre todo a la hora de la muerte”.

jueves, 11 de abril de 2013

Santo de don Estanislao Dziwisz



11 DE ABRIL: SAN ESTANISLAO
Obispo de Cracovia y mártir
(año 1079)

Es un santo muy estimado y honrado en Polonia, su patria. 
Nació cerca de Cracovia, en el año 1030. Sus padres llevaban treinta años de casados sin lograr tener hijos y consideraron el nacimiento de Estanislao como un verdadero regalo de Dios. Lo educaron lo más piadosamente que pudieron.

Estudió en Polonia y en París y ordenado sacerdote por el obispo de Cracovia (que es la segunda ciudad de Polonia) fue nombrado Párroco de la catedral. Se distinguió por su gran elocuencia, por los impresionantes ejemplos de vida santa que brindaba a todos con su buen comportamiento y por la reforma de costumbres que lograba conseguir con sus predicaciones y con su dirección espiritual.

El señor obispo deseaba que Estanislao fuera su sucesor, pero él no aceptaba ser obispo porque se creía indigno de tan alta dignidad. Sin embargo al morir el prelado, el pueblo lo aclamó como el más digno para ejercer el obispado, el cual ejerció por siete años, desde el año 1072, hasta el años de su muerte, en 1079.

Era muy estricto en exigir a cada sacerdote el cumplimento exacto de sus deberes sacerdotales. Visitaba cada año a todas las parroquias y dedicaba mucho tiempo a la predicación y a la instrucción del pueblo. Su palacio episcopal vivía lleno de pobres, porque jamás negaba ayudas a los necesitados. Tenía la lista de las familias que estaban pasando por situaciones económicas más penosas, para enviarles sus generosas ayudas.

El rey de Polonia Boleslao, era un valiente guerrero pero se dejaba dominar demasiado por sus pasiones. Al principio se entendía muy bien con el obispo Estanislao, pero luego empezó a cometer faltas muy graves que escandalizaban y daban muy mal ejemplo al pueblo y entonces el obispo tuvo que intervenir fuertemente. San Estanislao recordaba muy bien aquel mandato de San Pablo "Es necesario reprender, aconsejar y hasta amenazar, con toda paciencia y doctrina, porque llega el tiempo en que los hombres arrastrados por sus propias pasiones ya no quieren oír las doctrinas verdaderas, sino las falsedades" (2 Tim. 4,2).

Este santo obispo era de carácter amable y humilde, pacífico y amigo de arreglar todos los asuntos por las buenas. Trataba de ser severo consigo mismo pero totalmente comprensivo con los demás. Era un alma que jamás demostraba orgullo y ponía gran cuidado para no dejarse dominar por la ira. Siempre estaba en disposición para ayudar a los necesitados. Pero conocía muy bien la famosa frase del profeta Isaías: "Ay de los jefes espirituales que sean como perros mudos que no ladran cuando llegan los ladrones a robar en el campo del Señor". Y él no quería ser perro mudo que se queda sin dar la voz de alerta ante los enemigos y los peligros.

Varias veces había corregido a Boleslao cuando éste cometía crueldades o injusticias y el rey había mostrado cierto arrepentimiento y deseos de corregirse. Pero de pronto la medida de sus maldades rebosó cuando Boleslao se robó una mujer casada para llevársela como concubina a su palacio. Las gentes se escandalizaron. Ninguno de los altos empleados se atrevía a corregir al rey escandaloso. Y pidieron al obispo que se arriesgara a llamarle la atención al terrible monarca.

Estanislao se presentó valerosamente ante el rey le echó en cara el pecado tan escandaloso que estaba cometiendo, y el pésimo ejemplo que estaba dando a todo ese pueblo tan católico. Boleslao se hizo el sordo y no le quiso hacer caso y entonces el obispo con toda la autoridad de su cargo lo amenazó con terribles castigos si no se arrepentía de su pecado impuro y no dejaba aquella mala amistad.

Boleslao creyó que el obispo no iba a proceder tan fuertemente, y se atrevió a asistir a una misa en la catedral. Pero Estanislao mandó suspender la misa porque no aceptaba que un pecador tan rebelde y escandaloso estuviera allí dando mal ejemplo a todos. Entonces estalló ferozmente la ira del sanguinario rey.

Boleslao se propuso vengarse y un 11 de abril mientras San Estanislao estaba celebrando la Santa Misa, mandó el furibundo rey a sus soldados a que lo mataran allí mismo en el altar. Los soldados volvieron al atrio diciéndole que no se habían atrevido a tocar a aquel hombre de Dios que aparecía rodeado de resplandores. Entonces el mismo Boleslao subió al altar y con sus propias manos asesinó al santo obispo el 11 de abril del año 1079. Fue un crimen que nunca pudo olvidar y que lo atormentó día y noche durante todo el resto de su vida.

El rey hizo que el cadáver del santo quedara en el campo sin sepultar, para que lo devoraran los cuervos. Pero entonces aparecieron dos águilas que no dejaron que ningún gallinazo se acercara al cuerpo del difunto. Hasta que llegaron unos devotos fervorosos y le dieron santa sepultura, en la capilla de San Miguel.

Desde entonces las cosas comenzaron a suceder cada día más de mal en peor para el rey Boleslao que tuvo que llorar muy amargamente el crimen tan espantoso que cometió. El pueblo empezó a venerar como a un gran santo a Estanislao, y el Papa Inocencio lo canonizó, o sea lo declaró santo en el año 1253.

San Estanislao, pídele a Dios que haya muchos obispos y sacerdotes que como tú a imitación de San Juan Bautista que se atrevió a enfrentársele al rey Herodes y decirle: "No te es permitido vivir con una mujer que no es tu esposa", y no dejó de decírselo aunque esto le llevó a ser asesinado por orden de tan malvado rey, que así también en este tiempo siempre haya muchos valerosos sacerdotes y obispos que se atrevan a oponerse a los que dan escándalo y mal ejemplo, aunque esto los lleve a ser perseguidos y sufrir martirios.

Y a los que se atreven a atacar a los enviados de Dios, que no olviden las palabras del libro Santo: "No toquéis a mis ungidos. No hagáis daño a los que Yo envío para comunicar mis mensajes (Salmo 105). Porque el que ataca a uno de mis enviados, es como si me hiriera a Mí en la pupila de mis ojos, dice el Señor".

lunes, 1 de abril de 2013

Hazlo cuanto antes...

Aquí un consejo extremadamente útil para lograr sostener una vida de gracia viva y estable:
Cuando cometas un pecado grave, confiésate lo más pronto posible.
Es decir, no dejes pasar mucho tiempo entre tu error y tu visita al sacramento de la confesión.
... Esto tiene como objetivo dos puntos:1) Restaurar tu confianza en ti mismo y en tu fe (eliminar la culpa)
2) Evitar que el pecado atraiga más pecado (evitar el efecto bola de nieve)
Cuando pecamos las consecuencias negativas de este actuar no suelen presentarse de manera inmediata, sino también en días o semanas posteriores al mismo, claro, sino hacemos algo al respecto por evitarlo.
¿Has sentido alguna vez la ligereza moral que se produce cuando te permites fallar por que previamente ya lo haz hecho?¿Te has permitido pecar argumentando que una falta más es irrelevante?
Esto sucede pues el pecado suele atraer más pecado.
Por eso mi primer recomendación cuando se ha caído en un hoyo es, de hecho, dejar de cavar para evitar que el problema se vuelva mayor.
Ante el pecado, confiésate pronto, no dejes pasar ni un día sin recuperar la gracia de Dios.