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sábado, 2 de febrero de 2013

La locura de Hitler por la raza aria



El de raza aria es un concepto cuya aceptación alcanzó su auge en el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. Vino inspirado por el descubrimiento de la familia de lenguas indoeuropeas. Los etnólogos del siglo XIX propusieron que todos los pueblos europeos de raza blanca eran descendientes del antiguo pueblo de los arios.
Varios movimientos europeos de caracter colonialista y nacionalista de la época abrazaron esta idea, en especial el nazismo alemán, que empleó el concepto de raza aria (reinterpretado como una raza de señores de pueblos de linaje noreuropeo) para dar justificación a sus postulados racialistas y militaristas.
La palabra ario, por haber quedado asociada al racismo e imperialismo de los nazis, ha quedado fuertemente marcada de manera que apenas se usa si no es en relación con el nazismo. De hecho aún está en discusion la misma existencia de un "pueblo ario" diferenciado (o de los protoindoeuropeos, como ahora se llama a los primitivos hablantes de la lengua indoeuropea unificada).
No debe confundirse el concepto de raza aria y las distintas creencias asociadas a él con la religión llamada arrianismo.
Todavía se debaten los orígenes de los antiguos "arios" en términos geográficos. El avéstico era el idioma de la antigua Persia, que coincide a grandes rasgos con el actual Irán. El sánscrito se asocia con el valle del Indo en el norte de la India, al este de Persia. El nombre nativo (y actual) de Persia, Irán, es una variante de "Aryan" (de hecho, es Ayr + an, "país de los arios", donde -an es un sufijo persa de localización). Por otra parte los gobernantes de Persia se llamaron a si mismos arios. Darío el Grande, rey de Persia (521 - 486 adC) hace constar en una inscripción en Naqsh-e-Rostam, cerca de Shiraz (Irán): "Yo soy Darío, el grande, ... , persa, hijo de persa, un ario, de linaje ario ..." El Avesta también da noticia de una patria llamada Airyanem Vaejah (El Solar Ario), desde el cual se supone que los arios migraron.
Éstas y otras pistas sugirieron que hubo un pueblo ario cuyos descendientes, los aqueménidas (como los reyes Ciro II y Darío el Grande), existieron y lo proclamaron. No obstante, todas estas expresiones se entienden igualmente si damos a la palabra "ario" el sentido de "noble".
Esta pista dio origen a la búsqueda de la patria aria primigenia, y así — según se creía — a los orígenes de la "raza" europea. Muchos estudiosos afirmaron que los arios habrían tenido su origen en las estepas de Asia central, desde las que, en torno al año 1800 AC, habrían migrado a Europa, en el este, y a Afganistán, Irán, Pakistán y zonas del norte de la India, en el sur. La dispersión de los arios iría a explicar cómo sucedió que las lenguas indoeuropeas tuvieran tal expansión por Europa y Asia. Además se pensó que los arios vinieron como conquistadores, desplazando a pueblos anteriores. Pudieron llevar a cabo la conquista de territorios tan dilatados gracias a su estilo de vida nómada, el empleo del caballo y de vehículos con ruedas como los carros que les confirió una ventaja militar crucial. Este modelo de conquista y sustitución cultural fue una vez ampliamente aceptado pero por lo general hoy se rechaza, al menos en lo que respecta a Europa. La conquista, si llegó a tener lugar, fue un fenómeno local. No hay pruebas de guerras generalizadas o sustitución cultural. Asimismo es difícil concluir a partir de artefactos anteriores a la escritura qué idioma hablaban los pueblos que realizaron esas "conquistas", ya que podrían haber sido las de un grupo indoeuropeo sobre otro igualmente indoeuropeo.
No puede negarse que existen raíces comunes entre las culturas de la antigua Persia y la India. También parecen hallarse relaciones con otros pueblos cercanos como los hititas y los mitanni. Esa cultura ancestral incluye la adoración de Indra, Varuna, Agni y Mithra, así como el empleo ritual de una bebida alucinógena llamada soma extraída de una planta que se desconoce. Sin embargo, a medida que se produjo la separación y migración de las distintas poblaciones, tambien cambiaron sus religiones. Finalmente, del sistema primigenio de creencias arias surgieron los cultos védicos y del zoroastrismo en los que los dioses ancestrales arios engendraron panteones diversos.
Entre los estudiosos se utiliza actualmente el término únicamente para identificar la protocultura de la cual surgieron las creencias védicas y zoroastristas. En lingüística, las lenguas indoarias son las que derivan del sánscrito. No obstante, el supremacismo blanco corrientemente sigue utilizando el término como una designación racial.
La teoria de los orígenes arios en las estepas rusas no era la única que circulaba en el siglo XIX. Estudiosos alemanes sostenían que los arios vieron su origen en la antigua Alemania o en Escandinavia, o al menos era en esos países donde la etnicidad aria original se había conservado. Era una creencia generalizada que los arios védicos eran étnicamente similares a los godos, vándalos y otros pueblos germánicos antiguos del Völkerwanderung. Esta idea iba a menudo entrelazada con creencias antisemitas. Se afirmaba que existían pueblos "arios" y "semíticos" diferenciados basándose en suposiciones sobre la historia étnica y lingüística del mundo antiguo. Así, las poblaciones semíticas llegaron a ser vistas como presencias extrañas dentro de las sociedades "arias". En esta época estuvo muy difundida en Europa la obra de Arthur de Gobineau.
En la India bajo el imperio británico los gobernantes ingleses tambien se sirvieron de la idea de una raza aria distinta como forma de aliarse con el sistema de castas del país. Como muchos idiomas europeos modernos están emparentados con el sánscrito, los británicos añadieron esto a sus justificaciones de su presencia en la India. Sostuvieron que los arios fueron pueblos de raza “blanca” que habían invadido la India en la antigüedad, sujetando a los pueblos dravídicos nativos de piel oscura, que fueron expelidos hacia el sur. También trataron da dividir a la sociedad afirmando que los arios se habían establecido a si mismos como las castas dominantes, que tradicionalmente eran los estudiosos de las sofisticadas escrituras védicas de la fé hinduista. La discusión sobre las "razas" aria o dravídica sigue viva en la India hasta el día de hoy, afectando al debate religioso y político. Algunos grupos dravídicos, en especial los tamiles, sostienen que la adoración de Shiva es una religión dravídica en sí misma, distinguible del hinduismo brahmánico. Por otra parte el movimiento nacionalista indio Hindutva afirma que la migración o conquista arias nunca sucedieron ya que el vedismo habría surgido de la civilización del Indo, que se supone anterior a los presuntos arios de la India. Véase: invasión aria
Estas discusiones condujeron asimismo al movimiento teosófico fundado por Madame Blavatsky y Henry Olcott a fines del siglo XIX. Se trataba cierta temprana filosofía New Age inspirada en la cultura india, especialmente en el movimiento hindu de reforma Arya Samaj fundado por Swami Dayananda. Los teosofos sostenían que los arios eran una raza elegida por Dios para liberar al mundo. Guido von List (y sus seguidores como Lanz von Liebenfels) más tarde abrazaron estas ideas uniéndolas a un credo nacionalista. Tales concepciones también aportaron su caudal al desarrollo de la ideología nazi.
Estas y otras ideas fraguaron en el uso nazi del término "raza aria" para nombrar lo que ellos concebían como una raza de señores de orígenes noreuropeos, llevando el concepto tan lejos como para eliminar a niños con problemas mentales con el fin de mantener su pureza bajo el programa T-4 Eutanasia de Hitler. Este empleo del término casi no tiene significado fuera de las ideologías nazi o neonazi.

Los antropólogos físicos de nuestros días que creen en la existencia de una antigua raza aria suelen ser de la opinión que aquellos estaban ligados genéticamente al haplogrupo R del cromosoma Y, mismo que se encuentra actualmente con mayor frecuencia en los ayrs (lago Karakul, Pamir tayiko), los kalashas y los burushos (al norte de Pakistán).
Es decir, si los arios existieron, fueron caucásicos del tipo persa imperial premusulmán, pero nunca del tipo nórdico (pertenecientes al haplogrupo I), los cuales están más emparentados genéticamente con los linajes semíticos (pertenecientes al haplogrupo J) que con los linajes arios.

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