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jueves, 28 de marzo de 2013

¿Dios tiene que hacer algo más?




No podemos pretender que Dios deje de ser Dios, porque lo queremos someter a las categorías humanas, al modo de pensar y de sentir nuestro.

La idea se repite hoy como en el pasado: muchos no creen en Dios porque (dicen) Dios no hace lo suficiente para darse a conocer.

En otras palabras, la falta de fe de miles de personas sería "culpa" de un Dios que no manifiesta suficientemente su presencia, su poder, su mensaje.

Algo parecido ocurrió en tiempos de Cristo. Escribas y fariseos piden un signo: "Maestro, queremos ver una señal hecha por ti" (Mt 12,38).

Al pie de la Cruz, entre burlas e insultos, los sacerdotes gritan: "A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse. Rey de Israel es: que baje ahora de la cruz, y creeremos en él. Ha puesto su confianza en Dios; que le salve ahora, si es que de verdad le quiere; ya que dijo: -Soy Hijo de Dios-" (Mt 27,42-43).

Después de dos mil años de historia, la petición reaparece. Frente a los males del mundo, ante las injusticias que padecen los más desamparados, en un mundo lleno de guerras, infidelidades, abortos, injusticias, ¿por qué no se manifiesta Dios? ¿Por qué no se hace más visible?

En su libro "Jesús de Nazaret", el Papa Benedicto XVI recoge la voz de los siglos que vuelve una y otra vez a exigir señales para poder dar el paso de la fe: "si existes, Dios, tienes que mostrarte. Debes despejar las nubes que te ocultan y darnos la claridad que nos corresponde. Si tú, Cristo, eres realmente el Hijo y no uno de tantos iluminados que han aparecido continuamente en la historia, debes demostrarlo con mayor claridad de lo que lo haces. Y, así, tienes que dar a tu Iglesia, si debe ser realmente la tuya, un grado de evidencia distinto del que en realidad posee".

No nos damos cuenta del error que cometemos con una petición como esta: pedirle a Dios pruebas según nuestro modo de pensar, según la mentalidad científica, filosófica o incluso "religiosa" de nuestro tiempo, es pretender que Dios deje de ser Dios, porque lo queremos someter a las categorías humanas, a los modos de pensar y de sentir de las personas y de los grupos.

En el libro antes citado, Benedicto XVI muestra esta idea: "La arrogancia que quiere convertir a Dios en un objeto e imponerle nuestras condiciones experimentales de laboratorio no puede encontrar a Dios. Pues, de entrada, presupone ya que nosotros negamos a Dios en cuanto Dios, pues nos ponemos por encima de Él. Porque dejamos de lado toda dimensión del amor, de la escucha interior, y sólo reconocemos como real lo que se puede experimentar, lo que podemos tener en nuestras manos. Quien piensa de este modo se convierte a sí mismo en Dios y, con ello, no sólo degrada a Dios, sino también al mundo y a sí mismo".

No podemos obligar a Dios a manifestarse según nuestras categorías. Somos nosotros los que estamos invitados a abrir el corazón y a descubrir un número incontable de señales, que van desde las maravillas del mundo creado hasta la generosidad infinita de la Muerte de Cristo para salvarnos.

Cada uno, frente a los signos que tenemos, conserva su libertad. En palabras atribuidas a Pascal, “Dios nos ha dado evidencia suficientemente clara para convencer a aquellos con un corazón abierto, pero suficientemente vaga de modo que no obligue a aquellos cuyos corazones están cerrados”.

Dios no tiene que hacer algo más para que los hombres y mujeres de nuestro tiempo lleguemos a conocerlo y amarlo. Somos nosotros los que tenemos que abrir el corazón y la mente para reconocerlo presente en el mundo y en la historia. Entonces el milagro de la fe se hará posible, hoy como en el pasado, en millones de personas. Y el paso a la caridad se convertirá en la culminación de un camino que nos lleva a repetir, como aquel pescador de Galilea: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”

miércoles, 27 de marzo de 2013

“El misterio del Jueves Santo”

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Debemos hacer nuestras, por asimilación, aquellas palabras de Jesús: “desiderio desideravi hoc Pascha manducare vobiscum” –ardientemente he deseado comer esta Pascua con vosotros. De ninguna forma podremos manifestar mejor nuestro máximo interés y amor por el Santo Sacrificio, que guardando esmeradamente hasta la más pequeña de las ceremonias prescritas por la sabiduría de la Iglesia. Y, además del Amor, debe urgirnos la “necesidad” de parecernos a Jesucristo, no solamente en lo interior, sino también en lo exterior, moviéndonos –en los amplios espacios del altar cristiano– con aquel ritmo y armonía de la santidad obediente, que se identifica con la voluntad de la Esposa de Cristo, es decir, con la Voluntad del mismo Cristo.

La víspera de la fiesta solemne de la Pascua, sabiendo Jesús que era llegada la hora de su tránsito de este mundo al Padre, como hubiera amado a los suyos que vivían en el mundo, los amó hasta el fin. Este versículo de San Juan anuncia, al lector de su Evangelio, que algo grande ocurrirá en ese día. Es un preámbulo tiernamente afectuoso, paralelo al que recoge en su relato San Lucas: ardientemente, afirma el Señor, he deseado comer este cordero, celebrar esta Pascua con vosotros, antes de mi Pasión.

Comencemos por pedir desde ahora al Espíritu Santo que nos prepare, para entender cada expresión y cada gesto de Jesucristo: porque queremos vivir vida sobrenatural, porque el Señor nos ha manifestado su voluntad de dársenos como alimento del alma, y porque reconocemos que sólo El tiene palabras de vida eterna.

La fe nos hace confesar con Simón Pedro: nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios. Y es esa fe, fundida con nuestra devoción, la que en esos momentos trascendentales nos lleva a imitar la audacia de Juan: acercarnos a Jesús y recostar la cabeza en el pecho del Maestro, que amaba ardientemente a los suyos y ‑acabamos de escucharlo‑ los iba a amar hasta el fin.

Todos los modos de decir resultan pobres, si pretenden explicar, aunque sea de lejos, el misterio del Jueves Santo. Pero no es difícil imaginar en parte los sentimientos del Corazón de Jesucristo en aquella tarde, la última que pasaba con los suyos, antes del sacrificio del Calvario.

martes, 26 de marzo de 2013

La forma, el color, su disposición... hasta el último detalle tiene su significado en los adornos florales, toneladas, que estos días acompañan las procesiones

 

Pasarán más de cuatro horas hasta que los cientos de flores cubran de color el palio. Antes, varias serán las personas que trabajen para reunir las rejillas y esponjas necesarias para cubrir cada milímetro del paso. Serán claveles, lirios, orquídeas o gladiolos. Los colores van desde el blanco hasta el rojo, pasando por el púrpura, pero sin olvidar el verde. Todo dependerá de las cofradías. Ellas tienen la última palabra.

Existe todo un lenguaje, un código que llena de calidez y armonía los pasos sirviéndose de la sencillez de las flores para enaltecer la belleza de las imágenes y reconocer a sus cofrades. A la hora de decidir el exorno floral se tienen en cuenta dos aspectos fundamentales: qué momento está representado en el trono y qué caracteriza a la cofradía. No es lo mismo completar un Cristo que una Virgen.
Pureza, sufrimiento, penitencia y sacrificio son los sentimientos que afloran en los rostros de las imágenes. Cada uno de ellos se simboliza con las flores que adornan los tronos. El rojo es el color del sacrificio, de la sangre derramada en la redención. Lo derrochan los centenares de claveles que conforman los mantos florales sobre los que reposan los Cristos vivos y Cautivos. El morado, en cambio, es reflejo del sufrimiento del penitente y se escribe en el lenguaje floral con lirios. La pureza de la Virgen se transmite a través de los pétalos blancos de las rosas, claveles, orquídeas o gladiolos. El verde es el encargado de romper esta gama con las tonalidades propias de las hojas de laurel y de camelia o las ramas de pino y hiedra.
La forma en que se disponen las flores tampoco se deja al azar. Cada una tiene su significado. Pueden colocarse en los fanales —los jarrones—en los laterales de forma redondeada o terminarlos en punta. Los redondeados son de hermandades más populares mientras que los de punta recrean la silueta de un ciprés y transmiten espiritualidad, silencio. Los exornos redondeados son habituales en hermandades con mucha tradición.

Crisis que crean tendencia

A pesar de este «protocolo», son las cofradías las que deciden qué flores formarán parte de los exornos. Una decisión que este año se ha visto marcada por la crisis, tanto económica como de buen tiempo. La lluvia ha hecho que la producción de clavel nacional se haya resentido y se ha disparado su precio debido a la necesidad de importarlo desde países como Colombia. Por eso, según Pilar Martín de la Floristería Verdegal (Granada), «los claveles serán protagonistas pero en muchos casos serán sustituidos por iris para abaratar costes». Otro tanto sucederá con los lirios.
No obstante, claveles y lirios seguirán siendo las flores por excelencia de la Semana Santa, sobre todo, en los exornos florales de las cofradías más tradicionales. Habrá otras que pondrán al mal tiempo buena cara y optarán por innovar con flores no tan clásicas pero sí cada vez más frecuentes, como las orquídeas o los gladiolos.
Los exornos florales se ajustarán a los tiempos, crearán nuevas modas. Eso sí, jamás renunciarán a su verdadero sentido: ser el complemento que realce la belleza de la imagen que preside un trono y los valores de cada cofradía. Todo en perfecta armonía.

viernes, 22 de marzo de 2013

Las emociones negativas. Nuestro cuerpo, se resiente



Hay una frase que yo repito mucho a mis pacientes: Emociones expresadas, emociones superadas. Algunos se identifican con ella, otros encuentran dificultad en su planteamiento, pero lo que nadie me puede negar es que cuando las emociones negativas se manifiestan, nuestro cuerpo, a nivel físico, se resiente.
Ante una misma dolencia o enfermedad su manifestación física se desarrolla de una u otra manera dependiendo del estado de ánimo con el que la afrontemos. En enfermedades como el cáncer o la fibromialgia está demostrado que el aprender a gestionar las emociones y encontrar cierto equilibro emocional, hace que la presencia de sentimientos positivos ayude a la recuperación del paciente.
¿Qué es una enfermedad en sí misma?
No es más que una alteración del estado normal de nuestro organismo, o parte de él, por no poder recibir lo que necesita. Algo así como un “conflicto” interno.
La persona se constituye en cuerpo (físico) y mente (raciocinio y emociones), ambos son necesarios para el buen funcionamiento del organismo. Por tanto, tan importante es atender la carencia física que está sufriendo un determinado órgano, como atender las necesidades emocionales que tiene un paciente para combatir dicha dolencia. ¿La solución? La prevención.
Si aprendemos a cuidarnos física y emocionalmente evitaremos la aparición de muchas alteraciones psico-fisiológicas o las combatiremos con mayor efectividad en caso de que se nos presenten.
Se trata de un proceso de “adaptación” a nosotros mismos y al medio en el que nos desarrollamos.
Emociones negativas = enfermedades
¿Cómo relacionaríamos una dolencia emocional con una alteración física? Para hacerlo de manera clara y sencilla enumeraré los órganos que suelen verse afectados cuando no hemos solucionado emocionalmente algo que nos preocupa.
- Hígado: Se le vincula con la ira, el enfado, y la agresividad.
- Corazón e intestino delgado: Relacionado con la euforia, histeria, excitación, hipersensibilidad y nerviosismo.
- Estómago, bazo y páncreas: Se ven alterados por desequilibrios emocionales como la ansiedad, la duda, el escepticismo y los celos.
- Pulmón e intestino grueso: Guardan relación con las dificultades para comunicarse cuando uno quiere imponer su palabra, el exceso de autoridad y el dominio sobre los demás.
- Riñón y vejiga: Vinculados al miedo, la falta de autoestima, la timidez y la desesperanza.
Como podemos ver “emociones” y “órganos” van de la mano, por ello es tan importante hacerle caso a la expresión de las primeras para evitar disfunciones en los segundos.
Por Ciara Molina ( * )
( * ) Psicóloga Cognitivo-Conductual especialista en Gestión Emocional.
www.psicologaemocional.com

Testimonio de un ateo

Entiendo mejor ahora al cardenal Amigo cuando aludía en la plaza de San Pedro al esfuerzo que hubo de hacer para contener las lágrimas en la Capilla Sixtina.
Se refería al trance en que Jorge Mario Bergoglio decidió adoptar el nombre de Francesco. Hubiera llorado Amigo, que es franciscano. No lo hizo por el sentido del pudor o de la vergüenza.
Entiendo mejor ahora al cardenal Amigo. Reconozco haber hecho un esfuerzo  para contener unas lágrimas delante de mis colegas en la audiencia de esta mañana. Y no soy franciscano, ni cardenal. Ni me sugestionaba el "Juicio final" de Miguel Ángel. Ni tengo fe en Dios.
Sí tengo fe en Francisco, incluso comprendo al cardenal canadiense Thomas Christopher Collins cuando atribuía la elección de Bergoglio a la santidad. Me parecía una abstracción, una obviedad, pero la "homilía" de esta mañana me ha sacudido las entrañas.
Me ha conmovido escuchar al Papa cuando se desentendía del discurso escrito. Y cuando evocaba el momento en que el cardenal brasileño Hummes le susurraba al oído que se acordara de los pobres. Resolvió entonces llamarse Francisco, de forma que el abrazo a un periodista invidente que subía al escenerio del aula Pablo VI con la tozudez  del perro que lo guiaba simbolizaba la fraternidad franciscana hacia las critaturas de Dios.
El hermano perro, el hermano creyente, el hermano sol,  la hermana gaviota que custodiaba la chimenea, la hermana lluvia, el hermano descreído, el católico y el no católico, el hermano hermano, como diría Walt Whitman.
Trascendía así el espeluznante respeto que comportaba la despedida de la ceremonia. Nos dijo Francisco que nos bendecía. Pero que nos bendecía en silencio, para respetar al agnóstico y al ateo. Y al protestante y al musulmán. Y al  laico y al nihilista, aun "consciente de que todos somos hijos de Dios". Así es que el Papa rezó cabizbajo y hacia dentro.
Hacia fuera había demostrado un inteligente sentido del humor -no se puede tomar en serio a la gente que no sabe reírse- y había cuestionado los rigores del protocolo. Siempre que pudo se deshizo de los papeles.
Y cuando leía se equivocaba o abusaba del acento porteño, ejemplos ambos de su "falibilidad" y hasta demostrativos del titular que hace unos días publicaba un diario gratuito colombiano en el contexto de la proclamación papal: 'Argentino pero modesto'.
Modesto, espontáneo y cálido. Tan cálido y entrañable que las personalidades y subalternos premiados con el privilegio del besamanos se atrevían a abrazarlo. O era el Papa quien lo hacía, malogrando la distancia del rey y los súbditos, incluso a riesgo de indignar a los liturgistas y de inquietar a los funcionarios curiales que interpretan al hermano Papa como una amenaza.
Me decía un taxista romano que este Pontífice no iba a durar mucho. Dejaba en el aire los detalles o los sugería con una inquietante gestualidad al estilo de  Alberto Sordi. "Una Iglesia pobre para los pobres". He aquí el mensaje y la revolución. Y el gran titular de la audiencia, ya que periodistas éramos -y familiares y amigos- los que esta mañana hemos identificado esta mañana en Roma el milagro de la comunicación.

Peccata minuta



Esta expresión latina significa literalmente "pecados pequeños", pero se usa en castellano para designar cosas sin importancia, de poca monta.


Esta mañana me he quedado pensando un rato precisamente sobre esta paradoja: que para designar una cosa de poco valor o importancia se emplee esta expresión.

Es verdad que existen pecados mortales y pecados veniales. Los primeros son graves y producen una ruptura de la amistad con Dios; los segundos, en cambio, enfrían el amor y nos alejan de Dios sin llegar a separarnos de Él. Los pecados veniales son leves porque no producen la muerte del alma.

Sin embargo, realmente non hay ningún pecado pequeño. Si pensamos en nuestra relación con Dios Creador y Redentor y en las consecuencias del pecado en el mundo, podremos advertir que en toda ofensa a Dios existe un abismo de maldad: la criatura ofende a su Creador del que no ha recibido más que bienes.

Si entre dos personas humanas unidas por lazos familiares se llegaran a establecer estos mismos parámetros de conducta que aplicamos a Dios, está claro que la relación no duraría. Los insultos y faltas de respeto, los golpes y malos tratos, nunca son peccata minuta a pesar de que puedan ser sólo pecados veniales. Cada mala contestación, cada comentario mordaz, es una ofensa a la persona querida (y a Dios, que es nuestro Padre) y exige una reparación. Muchas veces pedimos perdón a esas personas con las que convivimos y nos olvidamos de pedírselo a Dios. Le quitamos importancia a la pereza, a la sensualidad, a las mentiras y engaños pequeños, pequeños hurtos. Peccata minuta, pensamos.

Pero no se nos ocurre decirle a alguien que un insulto sea un peccatum minutum. Ciertamente, no nos llevarán a la cárcel por eso, pero tiene su importancia y enfría realmente la amistad, que será necesario restablecer en seguida.

Pues si eso se dice de la relación entre dos personas humanas, ¿qué tendremos que decir de la ofensa a las Personas divinas? Santo Tomás de Aquino explicaba que un solo pecado constituye
un desorden mayor que el peor cataclismo que asolara la tierra, «pues el bien de la gracia de un solo hombre es mayor que el bien natural del universo entero». Esto es precisamente todo lo contrario de lo que decimos con demasiada ligereza cuando lo referimos a ofensas a Dios: peccata minuta.

Precisamente éste es uno de los peligros mayores: "cazad las raposas, las pequeñas raposas, que destruyen la viña, nuestras viñas en flor"  (Cant 2, 15). 

martes, 19 de marzo de 2013

El sueño de San José


Sueño de José, el sueño del hombre: los justos que los sueños de justicia, la bondad trabajada el pozo en expansión, la verdad que se muestra en la comunión.

El sueño del hombre lo vio San José: Cónyuge de la madre de Dios, y padre de adopción.
Educador del Redentor, siempre maestro y trabajador.

No. No se trata de un poema, es sólo una evocación.

En este 19 de marzo, el día de la inauguración del pontificado del Papa Francisco, a quién pueda o conozcas le pido sobre todo oración.

lunes, 18 de marzo de 2013

Probablemente la mitad de nosotros está en la vejez...

Y la vejez, se dice, es la sede la sabiduría de la vida. Los viejos tienen la sabiduría que les da el haber caminado mucho. Como los ancianos Simeón y Ana en el templo, cuya sabiduría les hizo reconocer a Jesús. Demos esta sabiduría a los jóvenes: como el buen vino, que con los años se vuelve todavía mejor, demos a los jóvenes la sabiduría de la vida». Así ha hablado esta mañana el Papa Francisco a los cardenales en su primer encuentro con todos ellos, en la Sala Clementina.


 El pontífice ha improvisado varias veces durante su discurso, como cuando ha informado a los purpurados, de que uno de ellos, el cardenal Jorge Mejía había tenido un infarto y estaba ingresado en una clínica romana. «Su salud es estable –ha dicho– y manda saludos para todos».
El Papa había escuchado antes las palabras de saludo, en nombre de todos los miembros del Colegio cardenalicio, del Cardenal Decano, Angelo Sodano:
«Demos gracias a Dios Nuestro Señor. Es la invitación litúrgica que nosotros, los Padres Cardenales nos dirigimos recíprocamente, entre los seniores y los juniores, para agradecer al Señor el don que ha hecho a su Santa Iglesia dándole un nuevo Pastor... Sepa, Santo Padre, que todos nosotros, sus cardenales, estamos a su entera disposición buscando formar con Usted el Cenáculo Apostólico de la Iglesia naciente, el cenáculo de Pentecostés. Procuraremos mantener 'la mente abierta y el corazón creyente' como Usted ha escrito en su Libro de Meditaciones».
En su discurso, el Papa Francisco ha afirmado que el encuentro de hoy quería ser «casi una prolongación de la intensa comunión eclesial», experimentada durante el Cónclave. «Animados por un profundo sentido de responsabilidad y alentados por un gran amor por Cristo y por su Iglesia –ha recordado– hemos rezado juntos, compartiendo fraternalmente nuestros sentimientos, nuestras experiencias y reflexiones. En este clima de gran cordialidad han crecido el conocimiento y la apertura mutuas».
El Santo Padre ha recordado el período del Cónclave, «lleno de significado no solo para el Colegio Cardenalicio sino para todos los fieles. En estos días hemos sentido muy de cerca el afecto y la solidaridad de la Iglesia universal y también el interés de tantas personas que, incluso sin compartir nuestra fe, miran con respeto y admiración a la Santa Sede». Asimismo ha expresado su agradecimiento a todos los cardenales por su cooperación en la guía de la Iglesia durante la Sede Vacante, desde el cardenal Angelo Sodano, Decano del Colegio Cardenalicio, al Camarlengo, cardenal Tarcisio Bertone y al cardenal Giovanni Battista Re «que ha sido nuestro jefe en el Cónclave».
«Pienso con profundo afecto y con gratitud en mi venerado predecesor, Benedicto XVI que en estos años de pontificado ha enriquecido y vigorizado a la Iglesia con su magisterio, su bondad, su guía, su fe, su humildad y su mansedumbre que permanecen como patrimonio espiritual para todos». Y ha señalado que «como tantas veces, con sus enseñanzas y, por último, con su gesto valeroso y humilde, nos ha recordado Benedicto XVI, es Cristo el que guía a la Iglesia por medio de su Espíritu. El Espíritu Santo es el alma de la Iglesia, con su fuerza que vivifica y une hace un sólo cuerpo de muchos: el Cuerpo místico de Cristo».
Terminado su discurso el Papa saludó uno por uno a todos los cardenales presentes en la Sala Clementina.

domingo, 17 de marzo de 2013

Artículo del cardenal Ratzinger publicado en el diario ABC, con ocasión de la canonización de Josemaría Escrivá



Siempre me ha llamado la atención el sentido que Josemaría Escrivá daba al nombre Opus Dei; una interpretación que podríamos llamar biográfica y que permite entender al fundador en su fisonomía espiritual. Escrivá sabía que debía fundar algo, y a la vez estaba convencido de que ese algo no era obra suya: él no había inventado nada: sencillamente el Señor se había servido de él y, en consecuencia, aquello no era su obra, sino la Obra de Dios. Él era solamente un instrumento a través del cual Dios había actuado.

Al considerar esta actitud me vienen a la mente las palabras del Señor recogidas en el evangelio de San Juan 5,17: “Mi Padre obra siempre”. Son palabras pronunciadas por Jesús en el curso de una discusión con algunos especialistas de la religión que no querían reconocer que Dios puede trabajar en el día del sábado. Un debate todavía abierto y actual, en cierto modo, entre los hombres –también cristianos- de nuestro tiempo. Algunos piensan que Dios, después de la creación, se ha “retirado” y ya no muestra interés alguno por nuestros asuntos de cada día. Según este modo de pensar, Dios no podría intervenir en el tejido de nuestra vida cotidiana; sin embargo, las palabras de
Jesucristo nos indican mas bien lo contrario. Un hombre abierto a la presencia de Dios se da cuenta de que Dios obra siempre y de que también actúa hoy; por eso debemos dejarle entrar y facilitarle que obre en nosotros. Es así como nacen las cosas que abren el futuro y renuevan la humanidad.

Todo esto nos ayuda a comprender por qué Josemaría Escrivá no se consideraba “fundador” de nada, y por qué se veía solamente como un hombre que quiere cumplir una voluntad de Dios, secundar esa acción, la obra –en efecto- de Dios. En este sentido, constituye para mí un mensaje de gran importancia el teocentrismo de Escrivá de Balaguer: está en coherencia con las palabras de Jesús esa confianza en que Dios no se ha retirado del mundo, porque está actuando constantemente; y en que a nosotros nos corresponde solamente ponernos a su disposición, estar disponibles, siendo capaces de responder a su llamada. Es un mensaje que ayuda también a superar lo que puede considerarse como la gran tentación de nuestro tiempo: la pretensión de pensar que después del big bang, Dios se ha retirado de la historia. La acción de Dios no “se ha parado” en el momento del big bang, sino que continúa en el curso del tiempo, tanto en el mundo de la naturaleza como en el de los hombres.

El fundador de la Obra decía: yo no he inventado nada; es Otro quien lo ha hecho todo; yo he procurado estar disponible y servirle como instrumento. La palabra y toda la realidad que llamamos Opus Dei está profundamente ensamblada con la vida interior del Fundador, que aun procurando ser muy discreto en este punto, da a entender que permanecía en diálogo constante, en contacto real con Aquél que nos ha creado y obra por nosotros y con nosotros. De Moisés se dice en el libro del Éxodo (33,11) que Dios hablaba con él “cara a cara, como un amigo habla con un amigo”. Me parece que, si bien el velo de la discreción esconde algunas pequeñas señales, hay fundamento suficiente para poder aplicar muy bien a Josemaría Escrivá eso de “hablar como un amigo habla con un amigo”, que abre las puertas del mundo para que Dios pueda hacerse presente, obrar y transformar todo.

En esta perspectiva se comprende mejor qué significa santidad y vocación universal a la santidad. Conociendo un poco la historia de los santos, sabiendo que en los procesos de canonización se busca la virtud “heroica” podemos tener, casi inevitablemente, un concepto equivocado de la santidad porque tendemos a pensar: “esto no es para mí”; “yo no me siento capaz de practicar virtudes heroicas”; “es un ideal demasiado alto para mí”. En ese caso la santidad estaría reservada para algunos “grandes” de quienes vemos sus imágenes en los altares y que son muy diferentes a nosotros, normales pecadores. Esa sería una idea totalmente equivocada de la santidad, una concepción errónea que ha sido corregida – y esto me parece un punto central- precisamente por Josemaría Escrivá.

Virtud heroica no quiere decir que el santo sea una especie de “gimnasta” de la santidad, que realiza unos ejercicios inasequibles para las personas normales. Quiere decir, por el contrario, que en la vida de un hombre se revela la presencia de Dios, y queda más patente todo lo que el hombre no es capaz de hacer por sí mismo. Quizá, en el fondo, se trate de una cuestión terminológica, porque el adjetivo “heroico” ha sido con frecuencia mal interpretado. Virtud heroica no significa exactamente que uno hace cosas grandes por sí mismo, sino que en su vida aparecen realidades que no ha hecho él, porque él sólo ha estado disponible para dejar que Dios actuara. Con otras palabras, ser santo no es otra cosa que hablar con Dios como un amigo habla con el amigo. Esto es la santidad.

Ser santo no comporta ser superior a los demás; por el contrario, el santo puede ser muy débil, y contar con numerosos errores en su vida. La santidad es el contacto profundo con Dios: es hacerse amigo de Dios, dejar obrar al Otro, el Único que puede hacer realmente que este mundo sea bueno y feliz. Cuando Josemaría Escrivá habla de que todos los hombres estamos llamados a ser santos, me parece que en el fondo está refiriéndose a su personal experiencia, porque nunca hizo por sí mismo cosas increíbles, sino que se limitó a dejar obrar a Dios. Y por eso ha nacido una gran renovación, una fuerza de bien en el mundo, aunque permanezcan presentes todas las debilidades humanas.

Verdaderamente todos somos capaces, todos estamos llamados a abrirnos a esa amistad con Dios, a no soltarnos de sus manos, a no cansarnos de volver y retornar al Señor hablando con Él como se habla con un amigo sabiendo, con certeza, que el Señor es el verdadero amigo de todos, también de todos los que no son capaces de hacer por sí mismos cosas grandes.

Por todo esto he comprendido mejor la fisonomía del Opus Dei: la fuerte trabazón que existe entre una absoluta fidelidad a la gran tradición de la Iglesia, a su fe, con desarmante simplicidad, y la apertura incondicionada a todos los desafíos de este mundo, sea en el ámbito académico, en el del trabajo ordinario, en la economía, etc. Quien tiene esta vinculación con Dios, quien mantiene un coloquio ininterrumpido con Él, puede atreverse a responder a nuevos desafíos, y no tiene miedo; porque quien está en las manos de Dios, cae siempre en las manos de Dios. Es así como desaparece el miedo y nace la valentía de responder a los retos del mundo de hoy.






Os saqué del mundo, por eso os odia el mundo...


Cuanto más se es del Señor, menos se es del mundo; cuanto más se renuncia a lo que no vale, más se nos hace partícipes del sufrimiento y del gozo del Señor.

El discípulo vive siempre en tensión, entre un presente de sufrimiento transitorio y un futuro que encierra la esperanza de un gozo sin fin. Esta esperanza y certidumbre de la fe anticipan ya aquí en la tierra el gozo futuro, aunque sea mezclado con el sufrimiento y las lágrimas.

El mismo Jesús dijo a sus discípulos: “Si fueseis del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, pues yo os elegí y os saqué del mundo, por eso os odia el mundo” (Jn 15,19) (Anna Maria Cànopi, Dichosos seréis).

Diez anécdotas del papa Francisco antes de ser Papa

El tango, San Lorenzo, Borges, su barrio y su primer trabajo con una mujer cercana al comunismo, la cocina, su vocación, el dolor y el resentimiento, el drama del aborto y la educación sexual… Por supuesto, la nueva evangelización. Extraídas del libro “El Jesuita”, de Sergio Rubín y Francesca Ambrogetti, transcribimos diez fragmentos particularmente reveladores.

17 de marzo de 2013

Trabajo

“Le agradezco tanto a mi padre que me haya mandado a trabajar. El trabajo fue una de las cosas que mejor me hizo en la vida y, particularmente, en el laboratorio aprendí lo bueno y lo malo de toda tarea humana (…). Allí tuve una jefa extraordinaria, Esther Balestrino de Careaga, una paraguaya simpatizante del comunismo que años después, durante la última dictadura, sufrió el secuestro de una hija y un yerno, y luego fue raptada (…) y asesinada. Actualmente está enterrada en la iglesia de Santa Cruz.
La quería mucho. (…) Me enseñ[ó] la seriedad del trabajo. Realmente, le debo mucho a esa gran mujer”.
(El Jesuita. Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio, SJ., Sergio Rubín y Francesca Ambrogetti, Vergara editor, pág. 34)



 Vocación
Cuando rondaba los 17 años, un 21 de septiembre (día en que en Argentina los jóvenes celebran el día del estudiante), se preparaba para salir a festejar con sus compañeros. Pero decidió arrancar la jornada visitando su parroquia. Cuando llegó, se encontró con un sacerdote que no conocía y que le transmitió una gran espiritualidad, por lo que decidió confesarse con él. “En esa confesión me pasó algo raro, no sé qué fue, pero me cambió la vida; yo diría que me sorprendieron con la guardia baja”. Más de medio siglo después lo interpreta así: “Fue la sorpresa, el estupor de un encuentro; me di cuenta de que me estaban esperando. Eso es la experiencia religiosa: el estupor de encontrarse con alguien que te está esperando. Desde ese momento para mí, Dios es el que te ‘primerea’. Uno lo está buscando, pero Él te busca primero. Uno quiere encontrarlo, pero Él nos encuentra primero”. “Primero, se lo dije a mi papá y le pareció muy bien. Pero la reacción de mi mamá fue diferente. La verdad es que la vieja se enojó mal”.

(El Jesuita. Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio, SJ., Sergio Rubín y Francesca Ambrogetti, Vergara editor, pp. 45-47)

Nueva Evangelización
“La Iglesia, por venir de una época donde el modelo cultural la favorecía, se acostumbró a que sus instancias fueran ofrecidas y abiertas para el que viniera, para el que nos buscara. Eso funcionaba en una comunidad evangelizada. Pero en la actual situación, la Iglesia necesita transformar sus estructuras y modos pastorales orientándolos de modo que sean misioneros. No podemos permanecer en un estilo ‘clientelar’ que, pasivamente, espera que venga ‘el cliente’, el feligrés, sino que tenemos que tener estructuras para ir hacia donde nos necesitan, hacia donde está la gente, hacia quienes deseándolo no van a acercarse a estructuras y formas caducas que no responden a sus expectativas ni a su sensibilidad.



Tenemos que ver, con gran creatividad, cómo nos hacemos presentes en los ambientes de la sociedad haciendo que las parroquias e instituciones sean instancias que lancen a esos ambientes. Revisar la vida interna de la Iglesia para salir hacia el pueblo fiel de Dios. La conversión pastoral nos llama a pasar de una Iglesia ‘reguladora de la fe’ a una Iglesia ‘transmisora y facilitadora de la fe’”.

(De las Orientaciones para la promoción del Bautismo, de la Arquidiócesis de Buenos Aires, en El Jesuita. Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio, SJ., Sergio Rubín y Francesca Ambrogetti, Vergara editor, p. 77-78)

Divorciados en la Iglesia
-¿Qué les diría a los divorciados que están en una nueva unión?
-“Que se integren a la comunidad parroquial, que trabajen allí porque hay cosas en una parroquia que las pueden hacer ellos. Que busquen ser parte de la comunidad espiritual, que es lo que aconsejan los documentos pontificios y el Magisterio de la Iglesia. El Papa señaló que la Iglesia los acompaña en esta situación. Es cierto que a algunos les duele no poder comulgar. Lo que hace falta en estos casos es explicarle bien las cosas. Existen casos en que esto resulta complicado. Es una explicación teológica que algunos sacerdotes exponen muy bien y la gente entiende”.

(El Jesuita. Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio, SJ., Sergio Rubín y Francesca Ambrogetti, Vergara editor, pág. 91)

Aborto y derechos de la mujer
-“La batalla contra el aborto la sitúo en la batalla a favor de la vida desde la concepción. Esto incluye el cuidado de la madre durante el embarazo, la existencia de leyes que protejan a la mujer en el post parto, la necesidad de asegurar una adecuada alimentación de los chicos, como también el brindar una atención sanitaria a lo largo de toda una vida, el cuidar a nuestros abuelos y no recurrir a la eutanasia. Porque tampoco debe ‘submatarse’ con una insuficiente alimentación o una educación ausente o deficiente, que son formas de probar de una vida plena. Si hay una concepción que respetar, hay una vida que cuidar.”
-Muchos dicen que la oposición al aborto es una cuestión religiosa.
-“Que va… La mujer embarazada no lleva en el vientre un cepillo de dientes; tampoco un tumor. La ciencia enseña que desde el momento de la concepción, el nuevo ser tiene todo el código genético. Es impresionante. No es, entonces, una cuestión religiosa, sino claramente moral con base científica, porque estamos en presencia de un ser humano.
-¿Pero la graduación moral de la mujer que aborta es la misma que la de quien la practica?
-No hablaría de graduación. Pero sí a mí me da mucho más –no digo lástima-, sino compasión, en el sentido bíblico de la palabra, o sea, de compadecer y acompañar, una mujer que aborta por vaya uno a saber qué presiones, que aquellos profesionales –o no profesionales- que actúan por dinero y con una frialdad única. […] Esa frialdad contrasta con los problemas de conciencia, los remordimientos que, al cabo de unos años, tienen muchas mujeres que abortaron. Hay que estar en el confesonario y escuchar esos dramones, porque saben que mataron a un hijo.

(El Jesuita. Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio, SJ., Sergio Rubín y Francesca Ambrogetti, Vergara editor, pág. 91)

Educación sexual
“La iglesia no se opone a la educación sexual. Personalmente, creo que debe haberla a lo largo de todo el crecimiento de los chicos, adaptada a cada etapa. En verdad, la Iglesia siempre impartió educación sexual, aunque acepto que no siempre lo hizo de un modo adecuado. Lo que pasa es que actualmente muchos de los que levantan las banderas de la educación sexual la conciben separada de la persona humana. Entonces, en vez de contarse con una ley de educación sexual para la plenitud de la persona, para el amor, se cae en una ley para la genitalidad. Ésa es nuestra objeción. No queremos que se degrade a la persona humana. Nada más”.

(El Jesuita. Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio, SJ., Sergio Rubin y Francesca Ambrogetti, Vergara editor, pág. 92-93)

Cocina
–¿Cocina actualmente?
–No, no tengo tiempo. Pero cuando vivía en el colegio Máximo, de San Miguel, como los domingos no había cocinera, yo cocinaba para los estudiantes.
–¿Y cocina bien?
–Bueno, nunca maté a nadie…

(El Jesuita. Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio, SJ., Sergio Rubin y Francesca Ambrogetti, Vergara editor, p. 31)

Ping pong de preguntas y respuestas
–¿Cómo se presentaría ante un grupo que no lo conoce?
–Soy Jorge Bergoglio, cura. Es que me gusta ser cura.
–¿Un lugar en el mundo?
–Buenos Aires.
–¿Una persona?
–Mi abuela.
–¿Cómo prefiere enterarse de las noticias?
–Leyendo los diarios. La radio la enciendo para escuchar música clásica.
–Viaja mucho en el subterráneo, ¿es su transporte predilecto?
–Lo tomo casi siempre por la rapidez, pero me gusta más el colectivo, porque veo la calle.


–¿Tuvo novia?
–Sí. Formaba parte de la barra de amigos con la que íbamos a bailar.
–¿Por qué finalizó el noviazgo?
–Descubrí mi vocación religiosa.
–¿Tiene algún familiar que también abrazó la vocación religiosa?
–Sí, el hijo de mi hermana Marta. Es sacerdote jesuita como yo.
–¿Alguna afición?
–De joven coleccionaba estampillas. Ahora, leer, que me gusta mucho, y escuchar música.
–¿Una obra literaria?
–La poesía de Hölderlin me encanta. También, muchas obras de la literatura italiana. A I promesi sposi la habré leído cuatro veces. Otro tanto a La Divina Comedia. Me llegan Dostoievsky y Marechal.
–¿Borges? Usted lo trató.
–Ni qué decir. Además Borges tenía la genialidad de hablar prácticamente de cualquier cosa sin mandarse la parte.
–Borges era agnóstico.
–Un agnóstico que todas las noches rezaba el Padrenuestro, porque se lo había prometido a su madre y que murió asistido religiosamente.
–¿Una composición musical?
–Entre las que más admiro está la obertura Leonera número tres de Beethoven en la versión de Furtwängler, es a mi entender el mejor director de algunas de sus sinfonías y de las obras de Wagner.
–¿Le agrada el tango?
–Muchísimo. Es algo que me sale de adentro. Creo conocer bastante de sus dos etapas.
–¿Sabe bailarlo?
–Sí. Lo bailé de joven, aunque prefiero la milonga.
–¿Su deporte preferido?
–De joven, practicaba el básquet, pero me gustaba ir a la cancha a ver fútbol. Íbamos toda la familia, incluida mi mamá, a ver a San Lorenzo, el equipo de nuestro amores: mis padres era de Almagro, el barrio del club.

(El Jesuita. Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio, SJ., Sergio Rubín y Francesca Ambrogetti, Vergara editor, pp. 118-120)

Nombramiento
-[Después de una conversación el Nuncio] “me informa: “Ah… una última cosa… fue nombrado obispo auxiliar de Buenos Aires y la designación se hace pública el 20…” Así nomás, me lo dijo.
-¿Y cuál fue su reacción?
-“Me bloqueé. Como señalé antes, como consecuencia de un golpe, bueno o malo, siempre me bloqueo”.
[…]
-Por lo menos, díganos qué sentía cuando veía su nombre entre los grandes candidatos a Papa… [sobre el Cónclave del 2005].
-Pudor, vergüenza. Pensaba que los periodistas estaban locos.

(El Jesuita. Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio, SJ., Sergio Rubín y Francesca Ambrogetti, Vergara editor, pp. 125-126)

Dolor y resentimiento
“El dolor, que es también otra llaga, es a campo abierto. El resentimiento es como una casa tomada, donde vive mucha gente hacinada que no tiene cielo. Mientras que el dolor es como una villa donde también hay hacinamiento, pero se ve el cielo. En otras palabras, el dolor está abierto a la oración, a la ternura, a la compañía de un amigo, a mil cosas que a uno lo dignifican. O sea, el dolor es una situación más sana. Así me lo dicta la experiencia”.

(El Jesuita. Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio, SJ., Sergio Rubín y Francesca Ambrogetti, Vergara editor, pp. 143)

Un correo recibido hoy de Argentina

Son muchas las cosas que tengo que contarles y como se imaginarán no sé bien por dónde empezar, tal vez lo mejor es decir que estamos muy contentos -igual que ustedes- en tener nuevamente un Papa para la Iglesia universal. Pero el hecho de que sea Argentino, Sudamericano y conocerlo personalmente le da una emoción que casi no podemos explicar. La sorpresa fue grande para todos, nunca nos imaginamos que el Cardenal Bergoglio podría ser elegido Papa.

Cada año durante la fiesta de Corpus C. se celebra una Misa en la Catedral precedida por el Cardenal Bergoglio. Todos los años solemos ir para unirnos a las actividades de la diócesis y hay una procesión alrededor de la plaza. Durante esas celebraciones siempre solía ir entre la gente. También, muchas veces presidió las Misas del 26 de junio en la Catedral por nuestro Padre. Nos contaron hoy que Bergoglio antes del Cónclave estuvo en Santa María de la Paz rezando y que suele rezar la estampa de ntro. Padre y que Ntro. Padre le hizo un favor (pero no sé cual...)
Como sabrán es un religioso Jesuita, estudió ingeniería antes de hacerte Jesuita, luego entró en la orden y fue ordenado sacerdote a los 33 años. Dicen que se levanta muy temprano a rezar y que dedica mucho tiempo a la oración. Una característica suya es su intensa vida de piedad.

Es una persona muy sencilla, muy cordial en el trato y tiene un especial cariño por la gente pobre. Trabajó mucho en las villas miserias de argentina y apoyó mucho a los sacerdotes que viven dentro de las Villas para atender a toda la gente necesitada.

Suele tener perfil bajo y le gusta estar con la gente y los jóvenes y sobre todo los apoya para que se comprometan con los problemas o las situaciones del País. Es conocido por su austeridad en la forma de vida, no tiene auto y viaja en subterraneos y colectivo.

Fue profesor en la Universidad y ahora, al ser obispo de BsAs, era el gran Canciller de la Universidad Católica Argentina (UCA), y solía asistir a las clases o ponencias que se daban en la UCA. Hace un par de años vino P. Jose María Sanguineti (sacerdote n que vive en Roma) a dar unas clases a las que asistí y estaba Bergoglio y durante el Break, que suelen hacer, él paseaba de grupo en grupo para ir saludando a la gente, es una persona como muy cercana.

La gente cuando se enteró que el nuevo papa era argentino se reunió espontáneamente en la Catedral a rezar y a apoyarlo y ayer a las 19hs. se celebró una Misa por él.

La gente por la calle tocaba bocinas de los autos. En fin: fue una fiesta.

Les paso un video que tal vez les guste ver: http://www.clarin.com/sociedad/Esperanza-fieles-eleccion-Bergoglio-Papa_3_881941814.html (La primera chica que habla es de sr, se llama Clarisa y podría decidir su vida muy pronto).

Ayer en la plaza de Mayo (Plaza que está en frente de la Catedral) se juntaron señoras de la Villa con sus hijos -niños que habían sido bautizados por Bergoglio- y lloraban de la emoción por saber que ahora era Papa.

Cuando tuvimos el gran accidente de las víctimas de 11 (un tren que chocó aparentemente porque le fallaron los frenos, esto fue el año pasado) fue el primero en ir a consolar a las víctimas y a los familiares de los fallecidos.

Los jueves santos durante semana santa visitaba los hospitales públicos de BsAs (aquí los hospitales públicos están llenos de gente de bajos recursos, no suele ir la gente de otra clase social...) y les lavaba los pies a los enfermos, mujeres y varones, y se los besaba. Incluso hacía esto en los hospitales psiquiátricos de la zona, como el Borda.

Bueno ahora nos toca rezar por él.

Les mando un cariño grande a cada una y las espero volver a verlas algún día.

sábado, 16 de marzo de 2013

El cardenal Ennio Antonelli está seguro de ello: «Ya está mostrando el amor de Cristo»



Con su modos serenos y buenos, con su sensibilidad hacia el sufrimiento del mundo, con su estilo sencillo, Francisco será un Papa que escucharán incluso los que no están de acuerdo con la Iglesia. El nuevo Pontífice, con una imagen fuerte, podrá afrontar con eficacia algunos temas incómodos. Está seguro de ello el cardenal Ennio Antonelli, presidente emérito del Pontificio Consejo para la Familia, que también está «feliz por la elección» del Cónclave.


Eminencia, ¿cuáles fueron sus reacciones cuando Francisco aceptó el resultado de la elección?
 
Una explosión de alegría y de contento. Y yo me considero uno de los más entusiastas, porque el nuevo Papa corresponde a las exigencias que percibía antes del Cónclave: esperaba a un Papa que fuera un hombre de Dios de manera muy visible, transparente, fuerte. Porque el Pontífice es nuestro principal recurso para la Evangelización. Y salió un Papa como Francisco. Que es claramente un hombre de Dios lo hemos visto todos cuando se dirigió al mundo por primera vez desde el balcón de San Pedro.

 
¿Por que esperaba a un Papa como Francisco?
Como decía el beato Juan Pablo II, la gente quiere ver a Cristo, no basta escuchar sobre Él, esta es la labor de la Iglesia. La Iglesia existe para ser signo de la presencia de Cristo, y lo debe hacer haciéndolo visible y transmitiendo el amor de Dios por el hombre. Empezando por la acogida de los que están en dificultades. Este Papa está en sintonía con esta línea de pensamiento, y sus primeros gestos son muy elocuentes.


¿Cuáles, particularmente?

Los llamo “los primeros estoques de San Francisco-Papa Francisco”: sobre todo, cuando apenas se convirtió en Pontífice, se negó a usar el automóvil a su disposición para volver a Santa Marta y regresó en el autobús con nosotros los cardenales; después, en el balcón de San Pedro, antes de bendecir a la gente, pidió con humildad invocar para él la bendición de Dios, incluso como signo de reciprocidad entre el Obispo-Pastor y el pueblo, que caminan juntos empezando por la oración. Estos, pues, son gestos típicamente franciscanos; cosas simples que comfirman lo que ya sabíamos sobre Jorge Mario Bergoglio y sobre su estilo de vida franciscano.


¿Qué opina sobre el nombre que eligió?

Cuando nos lo comunicó, mi corazón comenzó a latir muy fuerte, es más eran verdaderos latidos de alegría. Incluso porque tengo una particular devoción por San Francisco de Asís.


Y ahora, ¿qué espera de Papa Francisco?

Un estilo de vida y de Evangelización muy simple, inmediato, intensamente humano, hecho de pobreza, humildad y alegría franciscanas. Todo esto será muy positivo para la Evangelización, que consiste en “hacer ver”, como hizo San Francisco de Asís que mostró el rostro de Cristo con su vida. Confío en que este Papa será exactamente así.


¿Qué representa el Papa Bergoglio para los cristianos y para los que no lo son?

Papa Francisco es una buena noticia para toda la humanidad. Representa una esperanza no genérica, sino anclada a la presencia del Señor. El hecho de que siga tan de cerca una vida de pobreza, de sencillez, y que sea tan sensible a los sufrimientos de la humanidad, que sea tan solidario con los necesitados, que tenga misericordia por los pecadores, hará que su voz sea mucho más creíble cuando subraye los principios fundamentales de la doctrina de la Iglesia y cuando afronte los valores no negociables que, a menudo, el mundo no está dispuesto a aceptar. Todo esto podrá llevarlo a cabo con la tranquilidad de quien no está negativamente vinvulado al poder, porque está claro que no tiene ninguna ambición de este tipo.

Domenico Agasso Jr.
Ciudad del Vaticano

Bartolomeo I de Constantinopla estará presente en compañía de una delegación ortodoxa



Además del vicepresidente estadounidense, el católico Joe Biden, estarán presentes muchos jefes de estado y de gobierno durante la misa de “coronación”. En cambio, entre los líderes religiosos que se dirigirán a Roma para la ocasión habrá algunos personajes que nunca habían participado, por lo que se podría hablar de novedades “históricas”.

Desde el cisma de 1054, que dividió a los católicos y ortodoxos, nunca se había dado que un Patriarca estuviera presente en la ceremonia de inicio de un Pontificado. Pero, con Papa Francisco habrá una novedad, pues viajará a Roma el Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomeo I.


La noticia la difundió AsiaNews y provocó sorpresa en todo el planeta, además de aprovación, pues se trata de un signo positivo en las relaciones ecuménicas entre ambas confesiones.

En el telegrama de felicitaciones para Bergoglio por la elección, Bartolomeo I demostró todo su afecto y se declaró «seguro» de que el nuevo Santo Padre podrá «contribuir a la paz de la ya golpeada humanidad, de los pobres y de los que sufren», además de promover un nuevo impulso «en el camino para la unidad entre las dos Iglesias».

Bartolomeo I no irá solo a Roma. Una delegación ortodoxa viajará con él, por lo que estarán presentes también el Metropolita de Pérgamo, Ioannis Zizioulas (copresidente de la Comisiónmixta para la unidad entre católicos y ortodoxos), el Metropolita ortodoxo de Argentina, Tarassios, y Gennadios Zervos, el mMetropolita de Italia y Malta.

Maria Teresa Pontara PederivaRoma

jueves, 14 de marzo de 2013

Los obispos de España, -que ni los conocemos-.

OBISPOS TITULARES (52)