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viernes, 14 de diciembre de 2012

El mito eterno que hiela corazones


Las dos Españas, el mito eterno que hiela corazones cuando se funde en pasiones encontradas se va dibujando cada vez más en nuestro horizonte. Como el Guadiana, que a veces desaparece pero siempre termina volviendo a la superficie con fuerza.

España es un organismo con mala salud de hierro, llena de contradicciones y achaques pero que milagrosamente consigue sobrevivirse a sí misma en cada época. Como aquellos matusalenes de pueblo que al alba les daban la extremaunción y al caer la tarde se les veía de nuevo paseando como si nada entre el templo, el monte y la taberna.

Esta dualidad hispana se ha desarrollado en la historia de diferentes modos, con hábito maniqueo de pares o nones, de blancos y negros, de fidelidad inquebrantable a nuestras manías. Un país sin haberse sabido desarrollar internamente para llegar a un anhelada síntesis terciaria, tipo Hegel o la Trinidad… o el vals claro. Pero no, lo nuestro es el pasodoble y el chotis, o todo seguido hacia el infinito imperial o en circulo en un palmo de terreno espiral y guerracivilista. Lo nuestro es el eterno retorno pero sin la grandeza de las montañas altas de Nietzsche, pues apenas nos quedamos en la repetición sabida de los culebrones de pre-siesta con guiones resabiados y aburridos.

Como digo, las dos Españas han variado en las épocas por diferentes versiones, y de todas ella queda algo: creyentes-ateos/ derechas-izquierdas/ rojos-azules… y un largo etcétera.

En esta nueva etapa la nueva versión de nuestro drama se da, me parece a mi, entre la España victim-ista y la España Víctima. La primera viene del ‘ismo’, es decir de la ‘ideología’, de esa maquinaria que cuando se encierra sobre si misma produce, ignorando lo real, conceptos que engloba en ‘ismos’ a partir de una base indemostrable que para sus fundadores es ‘dogma’ y para un menda ‘prejuicio’. Esta España de hoy está dirigida por tanto por ‘idealistas’ palabra que suena muy bien – como ‘romántico’ – pero que solo tienen eso, el sonido que cubre las mayores de las falsedades.

Es una ideología que se basa en lo-que-no-ha-pasado, así de claro. Lo dijo aquel Bermejo, ¿se acuerdan? Cuando estableció que los españoles éramos tan tontos porque no habíamos pasado por las famosas Revoluciones. En fin, una ideología que ha parido una legión de nuevos ricos disfrazados de descamisados que claman que la historia es la ‘memoria’ que ellos hacen – por ley o intimidación – basada en las derrotas, con nostalgia artificial de aldea perdida que genera sentimientos de incesto localista. Es el ‘ismo’ donde se legitiman prohombres que reclutan ejércitos de conversos ‘charnego-maketos’ a los que se unen mercenarios en busca de fortuna y amparados todos por esa izquierda de utopía retroactiva con pensamiento a la contra.

Así bajo el amparo de esa bomba de relojería llamada Constitución – ya explota – se sancionó como histórico lo que no es, obviando la historia de lo que si fue – lo único que se cumple del panfleto, hay que ver –

Las víctimas son aquellos que quedan. No los idealistas, sino los Realistas – que nada tiene que ver con realeza o con literatura del XIX, ejem – somos los que recogemos la realidad de la sangre de los nuestros mientras los asesinos ocupan parlamentos y asistimos impávidos como corderillos amansados al desmoronamiento real de nuestra Patria desde los traidores que ocupan poltronas.
Nosotros, los parias intimidados y engañados, que respetan la Realidad de su historia, la Realidad de su lengua, la Realidad de España y que nos hemos encontrado tantas veces en la reencarnación de la Historia para volver a rescatarnos la Vida.

Las Víctimas sabemos quiénes somos.

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