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viernes, 31 de agosto de 2012

El hábito no hace al monje

 El hecho de que una persona se vista con distinción y elegancia no significa necesariamente que tiene buenos principios o buen comportamiento.
Del mismo modo, el hecho una persona que siempre lleva ropa informal, no necesariamente indica que tenga malos principios o una conducta reprochable. A primera vista, el argumento parece lógico y hasta obvio. Sin embargo, analizado en profundidad, no se sustenta.

Es verdad que el hábito no hace al monje. Sin embargo, es un elemento que lo identifica. Nadie negará que la pérdida de la identidad de muchos sacerdotes y monjas, que tuvo lugar durante los últimos cincuenta años fue en gran parte debida a que abandonaron sus hábitos tradicionales, que expresaban adecuadamente el espíritu de pobreza, castidad y obediencia, así como un estilo de vida ascética adecuada para la vida consagrada. Y para algunos una elegancia y un tono que perdieron al quitarse el hábito.

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